Si aún queda corteza,
pese al cuenco lleno,
y siendo reflejo fractal
de mis anhelos,
de terciopelo la caricia,
brisa dulce del encanto
en ausencia del llanto;
Pues sin la coraza
no preciso de miedos,
miedo a reconocerme
en mirada ajena,
a girar el prisma,
reforzar el cambio.
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